Saber más sobre mí
El descubrimiento de la fascinación por lo inconsciente
Nunca fui una gran lectora, pero cuando la obra de teatro “Agnes de Dios” cayó, por un motivo que no recuerdo, en mis manos, no pude dejar de leerla. Ese arte de hacer consciente lo inconsciente, me fascinó.
En COU, que para los más jóvenes y los lectores de fuera de España, es el último curso del colegio, el profesor de Filosofía del colegio Inmaculada de Gijón nos llevaba a la biblioteca, y recuerdo descubrir entonces a los primeros psicólogos conductistas. Historias como las del perro de Pavlov o algunas lecturas accesibles sobre los sueños de Freud, eran mis preferidas.
No estudié Psicología, sin embargo. Por algún motivo extraño y desconocido para mí, me incliné por la Pedagogía. Sin embargo, la terapia, la psicopatología, las ciencias del comportamiento… todo me fascinaba.
Tomar consciencia
Hacer consciente lo inconsciente es el primer paso hacia la transformación y el autoconocimiento..
Adquerir herramientas
Cada proceso terapéutico proporciona herramientas valiosas para gestionar las emociones, mejorar la comunicación y desarrollar resiliencia.
Superar barreras emocionales
La terapia nos ayuda a identificar y enfrentar los obstáculos emocionales, permitiendo avanzar hacia una vida más equilibrada y plena.
Integración de disciplinas y acompañamiento terapéutico
Tuvieron que pasar unos cuantos años para que, finalmente, iniciara un posgrado en terapia familiar de carácter psicoanalítico, y más recientemente, la formación en terapia integral, ya integrando el estudio de la consciencia, la meditación y el mindfulness, y la psicología transpersonal.
Actualmente, cuando acompaño tanto a niños y adolescentes, como a sus padres o a adultos en general, integro todas estas disciplinas, además de otras más novedosas como la psicología transgeneracional.
La experiencia cada día me demuestra que, si no hacemos consciencia lo inconsciente, con todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance, la sanación y la comprensión son mucho más lentas, si es que se alcanzan.
Por otro lado, cuando a ello se suma una herramienta tan potente como el Mindfulness, y se incluye un trabajo real como la gestión de las emociones, se superan barreras y obstáculos, miedos y se integran sombras, que de otro modo, siguen arrastrándonos.