Terapia para mujeres en Gijón

Tomar consciencia de ti misma es posible

"Fuiste a una psicóloga y te hizo un lavado de cerebro"

Hace tiempo quise poner límites, sin saber bien cómo hacerlo y, entre otras cosas, pedí ayuda a una psicóloga. Tras unas cuantas sesiones y al ver que mi conducta comenzaba a cambiar, una persona cercana a mí me dijo: “Claro, es que tú has ido a una psicóloga que te ha comido la cabeza. Y ahora os estáis separando”.

"Mi vida es perfecta, pero estoy triste"

Micaela siente una profunda tristeza que no sabe de dónde viene. Teme pasársela a sus hijas, pero no sabe qué hacer. No tiene quejas de su trabajo, ni de su pareja. Sus hijas son pequeñas, pero no siente agobio por ellas en realidad.

"No me da la vida"

Laura viene a mi consulta con una bolsa que dice “no me da la vida”. Está super estresada. Siempre anda corriendo. Ahora está especialmente nerviosa por unos resultados médicos, pero cuando no es una cosa, es otra. Además, tiene muchos altibajos emocionales y no se entiende bien.

"He decidido dejar de ser la directora de mi casa, porque estoy agotada"

Esperanza lleva 20 años criando (o malcriando, como ella dice) a sus hijos, y está agotada. Ha decidido dejar de hacer todo por ellos. Se suponía que era lo que tenía que hacer. Pero no puede más. No para de llorar, no sabe delegar, y sobre todo, no soporta que las cosas no se hagan como ella desea que se hagan.

"Cuando no es mi hija, es mi madre"

Lourdes es una gran profesional de la moda, autónoma, que tiene una hija… y una madre. Y cuando no está en la tienda, lleva y recoge a su hija del colegio, la lleva a las extraescolares, hace la compra, y va a ver a su madre que está en una residencia.

"Me culpo por todo, soy una mala madre, y no me perdono. Necesito terapia, pero voy a traer a mi hijo para que no cometa mis mismos errores "

Alicia se arrepiente de muchas decisiones tomadas a lo largo de su vida, y ahora teme que su hijo cometa los mismos errores. Quiere llevarle a terapia, aunque en el fondo sabe que quien la necesita es ella misma. Como sus recursos económicos son limitados, prefiere usar su dinero en su hijo en lugar de en ella; y en realidad, usándolo para ella, lo usaría también para su hijo.

"En mi casa todas las mujeres hemos sido así"

Aprendemos lo que vemos y lo reproducimos. Todas hemos sido hijas y en función de esa experiencia, así criaremos a nuestros hijos y cuidaremos a nuestros padres. Pero comprender esto no tiene que condicionarnos a repetirlo. Así se lo expliqué a María José, que entendió que, para cambiar las cosas, primero uno tiene que ser consciente de lo que hace. Y si además comprender de dónde viene, mucho mejor.

Servicios de terapia para mujeres en Gijón

Como ves, el perfil de mujer que acompaño no es de una mujer con una patología, una depresión diagnosticada, un trastorno bipolar… Son mujeres, en general fuertes, responsables, perfeccionistas y exigentes, autosuficientes, muy eficaces y eficientes.

Algunas son madres, otras no; algunas tienen pareja, otras no; algunas han pasado por divorcios; otras no. No se les pone nada por delante, pero a veces se rompen; o están a punto de hacerlo.

Comienzan a dormir mal; tienen una crisis de ansiedad; estallan y pierden los estribos como si se hubieran vuelto locas; o no paran de llorar. Han llegado al límite.

A veces se les dice o ellas mismas se dicen: “Es lo que hay”. Esta maravillosa coletilla que es fantástica para permanecer en la queja, en la resignación, en el victimismo y a veces en culpar a otros. “Es lo que hay” es una frase que te deja sin poder. Pero si te quieres hacer responsable de tu vida, recuperar tu poder, no puedes resignarte y pensar que “a todas les pasa lo mismo”. No puedes limitarte a ir a tomar un café con tus amigas para quejaros todas de lo mismo, reíros, a lo mejor hasta emborracharos, y continuar con lo mismo.

A lo mejor algo ha hecho clic en ti, y estás simplemente casada de estar cansada.

Entonces, terapia en femenino es para ti.

¿Qué te aporta la terapia para mujeres?

  • Autoconocimiento. La terapia te permite conocerte y comprenderte. Conocer tus miedos y sus raíces. ¿Sabías que lo que han sufrido las mujeres de tu familia, puedes estar repitiéndolo tú ahora? ¿Sabes cuál es tu sombra más limitante? ¿Deseas comprender mejor tus emociones? ¿Aceptas tus emociones?
  • Hace consciente lo inconsciente. Con la terapia conocemos a nuestra niña herida, por ejemplo; comprendemos de dónde nos viene esa repetición de conductas y esos aparentes malos humores o prontos.
  • Calma. Siempre incorporo Mindfulness y meditación en mis acompañamientos, ya que es algo fundamental en este proceso terapéutico.
  • Un espacio y un tiempo para ti. El simple hecho de poner palabras a lo que sientes, el simple hecho de hablar con alguien que no es tu pareja, ni tu amiga, es sanador. Hay cosas que no se pueden contar a nadie.
  • Comprensión de tu familia. El estudio del árbol genealógico es fundamental para comprendernos y soltar. ¿Sabes que los abortos tienen en un papel muy importante en nuestro inconsciente? ¿Sabes que a través del linaje femenino se repiten muchísimos patrones que pueden estar en la base de lo que ahora te ocurre?

¿Por qué terapia en femenino?

La mujer tiene unas características muy diferentes de las del hombre, porque nuestra historia no es la de los hombres. Durante generaciones las mujeres han tenido que hacer lo que se les decía. Se les permitió estar tristes; se les permitió estar ansiosas, y ser “histéricas”. Pero no se les permitió la ira. La ira es de hombres. La ira en la mujer se ha reprimido, y esto lleva a no poner límites sanos; porque es la ira la que me dice lo que he de permitir y lo que no he de permitir. Es la emoción que me ayuda a decir que NO. La ansiedad en muchas ocasiones esconde una dificultad para expresarse, al igual que la tristeza. Cuando no permito la ira y no la reconozco, me sale desproporcionada, como si fuera un corcho de una botella de champán. Y entonces es cuando nuestro alrededor piensa: “Vaya como se ha puesto por una tontería”.

Además, aunque muchas cosas hayan cambiado en la sociedad, seguimos llevando el peso de la casa y la familia. Somos cuidadoras y cuidamos. Pero a veces nos quemamos y nos cansamos.

¿Te has fijado la cantidad de peluquerías que hay? ¿De tiendas de ropa? ¿De centros de estética? La mayor parte de estos establecimientos van dirigidos a mujeres. Y no creo que haya nada malo en ello, pero detrás puede haber una llamada del inconsciente colectivo que dice “tú, mujer, tienes que estar guapa, bien vestida y bien peinada”.

Pero, además, tenemos que estar de buen humor, llevar a los niños al colegio, estar pendientes de sus agendas, de la ropa, de sus deberes, de las extraescolares, y de nuestros propios padres. Porque, como decía Lucía: “entre mis hijos y mis padres, yo ya no sé quién soy”.

¿Cuánto dura la terapia para mujeres? ¿Con qué frecuencia tienes que acudir?

Hace años yo acudía a una psicóloga que “no me respetaba como paciente”. Debía de verme muy bien, y eso no es malo; pero yo buscaba alguien con quien hablar y ella no era la persona, porque priorizaba, como ella misma dijo, “a las anoréxicas”.

Hace menos tiempo, iba a un fisio que me decía que le llamara según viera cómo me sentía, y lo que ocurrió es que me cambié de fisioterapeuta.

La terapia siempre dura lo que la cliente (o paciente) quiere. Sin embargo, muchas veces los profesionales pecamos un poco de dejar en vuestras manos la frecuencia, y la terapia se va desvaneciendo. Bien porque no sean casos graves, bien porque dejemos esa responsabilidad en vosotros, a veces no se cierran los procesos. Y lo cierto es que todos los casos son igualmente importantes, y cada persona necesita su atención y tiempo, porque finalmente todas están confiando en el terapeuta en la misma medida. 

 

Reconozco que, entre las terapias semanales interminables, y los ciclos sin cerrar, existe un amplio espectro. María lleva 5 años conmigo, con una frecuencia muy irregular, pero a la vez cíclica. En este caso es ella la que marca la frecuencia, porque trabaja a turnos y no siempre puede mantener las sesiones semanales o quincenales. A veces pasan meses sin que nos veamos y, en otras ocasiones, nos vemos cada semana.

Sin embargo, Estefanía y yo hemos pautado sesiones quincenales, que ya dejamos agendadas cada trimestre.

Hace muy poco, Micaela me comentaba que se había quedado, así como a medias. Que realmente no necesita más que hablar un día al mes, o cada dos semanas.

No trabajo con bonos, al menos por ahora, pero sí que te pauto la siguiente visita, porque eso exige un compromiso por ambas partes. Y, aunque sea voluntaria, las resistencias que aparecen a acudir a terapia son muchas, y entre las dos podremos luchar contra ellas.

No siempre te llevarás lo mismo de la sesión; unas veces será más intensa y reveladora, y otras menos. Pero de un modo u otro, siempre sanadora.

¿Cómo puedo ayudarte?

Si has decidido comenzar, lo primero que haremos será que me cuentes la situación actual, y yo te iré preguntando (desde fechas de nacimiento y otros datos de tu familia de origen; hasta tu historia afectiva, parejas, pérdidas, hijos y padres; y, por supuesto, profesión).

Tras esa toma de contacto, se establece algo parecido a un plan, en el sentido que se decide por dónde comenzar: podría ser por la historia familiar, que se repite una y otra vez; podría ser por la inseguridad y la necesidad de aceptación que me lleva a no poner límites; podría ser el miedo a que mis hijos no me quieran, o quieran más a su padre; o tal vez las heridas de la infancia…

Como ves, hay muchos lugares por los que tirar, pero todos llegan a lo mismo: a hacer consciente lo inconsciente y darme cuenta de lo que hay detrás de ese “no me da la vida” que me obliga a mantenerme en esa vida de no parar. Sólo cuando uno empieza a comprender, comienza a cambiar. Y comprender implica darse cuenta de mis automatismos, para integrarlos, aceptarlos y entonces, poder cambiarlos.

Como te decía, la práctica de Mindfulness y meditación es fundamental, porque te va a dotar de unas herramientas que te llevarás siempre contigo, que favorecerán y facilitarán entrar en pausa consciente y descansar mental, emocional y físicamente en cualquier momento y lugar.