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Recapitulando y decretando

El otro día me llegaba en una meditación la frase “déjate vivir”.

Déjate vivir implica permitir que la vida surja y viva a través de una misma. Permitir que ESO que tenga que manifestarse, lo haga. Que la vida se haga en mí.

Para el creyente, que se haga en mí tu voluntad vendría a ser lo mismo.

Lo visualizo como una torrente de vida en mi interior, un río que discurre a través de mí y que me trasciende, sin que yo trate de controlarlo, sin desear que sea diferente.

Algo mucho más grande que yo misma.

Ha sido un año bonito, donde en ocasiones me he dejado vivir, y en otras muchas me he resistido a la vida, con soberbia, creyéndome superior a ella, superior a Eso, superior a Dios.

Ha sido un año de reconciliación con el Dios cristiano, y de encuentro con la oración cristiana que se funde con la meditación que venía practicando.

Ha sido un año de duelos, de cierres de etapas. De darme cuenta de la vulnerabilidad de mis padres, de despedirme de quienes eran para dar la bienvenida a quienes son ahora; esto implica, por supuesto, que yo dejo de ser quien era para pasar a otro lugar en el sistema. Un año duro, de enfados, tristezas, miedos y sufrimientos.

Pero también un año de regalos, de abundancia, de hacer las paces con el dinero, de recibir el regalo que me ha llegado con las manos abiertas, con agradecimiento y con ganas de hacer con ello algo bueno. Una parte de mis padres se va, pero curiosamente aparece un regalo, que en última instancia, es de ellos.

Ha sido un año de estabilidad profesional, y también de mucho trabajo. De descuido de otras parcelas de mi vida que pretendo tener más en cuenta. En ocasiones el trabajo me hace olvidar que todo esto es un sueño, y que todas las preocupaciones son mentales.

Ahora me planteaba cómo me veía en un año, y muchos de los objetivos están conseguidos. Una mezcla de vacío y de satisfacción me llega. Y al final, aparece la palabra creatividad. Crear. Crear mi vida, cada día; crear contenidos; crear salud y felicidad; crear bienestar.

En este sentido, y bajando a tierra, crearé contenidos didácticos que complementen mis libros (Un bosque tranquilo y el hada habla); terminaré los videos del curso de gestión emocional; grabaré más meditaciones; y por supuesto continúo con mis sesiones individuales de terapia.

Te deseo un gran año, creativo, abundante, próspero, feliz, divertido y saludable.

 

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